Me sentía bastante menos segura sobre qué debería o no hacer en términos de trabajo físico. Pasé bastante tiempo en Google, leyendo al respecto de varias cosas tales como limitaciones del ritmo cardiaco, como recostarme en mi espalda y otras restricciones para las mujeres embarazadas. Al igual que los consejos de nutrición en la internet, los consejos contradictorios sobre el ejercicio me confundieron más.
Decidí ir a una persona en quien podía confiar. Le pregunté a uno de mis instructores de gimnasio que ha sido entrenada en ejercicios prenatales. Ella me dio el mejor consejo que pude haber recibido: solo escucha a tu cuerpo. Era exactamente lo que necesitaba oír y tenía todo sentido ya que es el mismo consejo que yo sigo con mi nutrición. Entendí perfectamente que mi cuerpo me alertaría de mis limitaciones más de lo que Google podría.
De verdad creo que la intuición de una mujer nunca le habla más fuerte que cuando está embarazada. Deberíamos honorar esto y prestarle atención a nuestros instintos, ya sea al respecto de la comida que consumimos o el ejercicio que hacemos. Lo que te sirva probablemente cambiará de día a día y mes a mes, así que es bueno constantemente chequear con nosotras mismas lo que nos dice y nuestro volátil cuerpo está diciendo nuestro volátil cuerpo.
Mantenerme activa siempre ha sido una parte importante de mi salud y bienestar, ambos mental y física, y quería mantenerme activa durante el embarazo, también. Así que escuché a mi voz interior y mi cuerpo me dijo (bastante claramente) no exigirme demasiado, descansar más de lo normal, y evitar elongaciónes profundas. Si en algún instante sentí presión, incomodidad, o que me pudiese desmayar durante alguna actividad o en alguna posición, me detuve inmediatamente. También he escuchado la recomendación de no exigirme más del 70% de lo normal, lo cual me parece una guía sensible.
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