A mi bebé no le
gusta el porteo...
¿o sí?

A mi bebé no le gusta el porteo

Muchos padres sienten que su bebé no disfruta el porteo. Cuando eso pasa, casi siempre hay una razón concreta detrás. Estas fuentes ayudan a entender qué revisar y qué hacer para que el porteo funcione mejor para ambos.

1. Ajuste, comodidad y práctica diaria

Varias familias comentan que sus bebés se inquietan cuando el portabebés queda suelto, demasiado apretado o mal alineado con su cuerpo. Un ajuste incorrecto cambia por completo la sensación del bebé: si la base queda baja, si la cabeza pierde soporte o si la postura no permite una apertura cómoda de caderas, es normal que proteste. También influye el momento: un bebé con hambre, sueño o sobreestimulado no tolera bien la transición al porteo.

La evidencia muestra que pequeños cambios hacen una gran diferencia. Ajustar primero la altura, revisarlo en un espejo, caminar unos pasos y comenzar con sesiones breves ayuda a que el bebé entienda la sensación y la asocie con calma. Muchos bebés aceptan el porteo después de solo unos intentos bien guiados.

Fuente: ScienceDirect (COM-B babywearing barriers).

2. Señales de incomodidad y cómo resolverlas

Algunos bebés lloran apenas sienten la tela o la postura inicial. A veces la tela roza su cara, les falta libertad de manos o no logran ver suficientemente bien el entorno. También puede que necesiten movimiento para relajarse. Estas señales indican incomodidad concreta, no un rechazo definitivo al porteo.

Las soluciones suelen ser simples: subir al bebé un poco más, mantener su rostro despejado, dejar que apoye sus manos sobre tu pecho, caminar o balancear para activar el reflejo calmante, o elegir un modelo más suave y contenedor para las primeras semanas. Con estas correcciones, muchas familias observan que el llanto inicial desaparece.

Fuente: Carrying Matters (“My child cries in the sling”).

3. Factores cotidianos que afectan la experiencia

Hay causas muy prácticas que explican por qué un bebé puede parecer incómodo: ropa demasiado gruesa, excesivo calor, telas rígidas o posiciones que no respetan la forma natural de su columna y caderas. Cuando la postura no es ergonómica, el bebé hace fuerza para estabilizarse y eso genera irritación.

Los recursos de porteo recomiendan revisar siempre la posición en “M”, asegurar un soporte suave de la cabeza y evitar que el bebé quede hundido o muy separado de tu torso. Usar un portabebés ergonómico y bien ajustado cambia por completo la experiencia. En muchos casos, pasar de un modelo genérico a uno realmente ergonómico soluciona el “rechazo” al instante.

Fuente: Mamucheando (“¿Por qué a mi bebé no le gusta el porteo?”).

4. Postura segura y regulación emocional

La guía de Chile Crece Contigo recuerda que el porteo ofrece regulación emocional, cercanía y menor llanto, siempre que la postura sea segura. Si el bebé queda demasiado bajo, si su espalda no está bien contenida o si su cara queda tapada, el porteo deja de sentirse protector y empieza a generar tensión.

Cuando el bebé queda a la altura correcta, con su columna sostenida y sus piernas apoyadas en forma natural, el contacto piel con piel, tu voz y tu movimiento lo calman rápidamente. Esta sensación de contención reduce el malestar y aumenta la probabilidad de que acepte el porteo incluso en días difíciles.

Fuente: Chile Crece Contigo (guía de porteo y uso del portabebés).

En conclusión

Cuando un bebé parece no disfrutar el porteo, casi siempre responde a incomodidades puntuales y no a un rechazo real. Ajustes simples, un portabebés ergonómico y sesiones breves en momentos tranquilos suelen transformar la experiencia para ambos. Si revisas postura, altura, soporte y clima, tu bebé tendrá más opciones de sentirse seguro y relajado en tus brazos.

A mi bebé no le gusta el porteo

Muchos padres sienten que su bebé no disfruta el porteo. Cuando eso pasa, casi siempre hay una razón concreta detrás. Estas fuentes ayudan a entender qué revisar y qué hacer para que el porteo funcione mejor para ambos.

1. Ajuste, comodidad y práctica diaria

Varias familias comentan que sus bebés se inquietan cuando el portabebés queda suelto, demasiado apretado o mal alineado con su cuerpo. Un ajuste incorrecto cambia por completo la sensación del bebé: si la base queda baja, si la cabeza pierde soporte o si la postura no permite una apertura cómoda de caderas, es normal que proteste. También influye el momento: un bebé con hambre, sueño o sobreestimulado no tolera bien la transición al porteo.

La evidencia muestra que pequeños cambios hacen una gran diferencia. Ajustar primero la altura, revisarlo en un espejo, caminar unos pasos y comenzar con sesiones breves ayuda a que el bebé entienda la sensación y la asocie con calma. Muchos bebés aceptan el porteo después de solo unos intentos bien guiados.

Fuente: ScienceDirect (COM-B babywearing barriers).

2. Señales de incomodidad y cómo resolverlas

Algunos bebés lloran apenas sienten la tela o la postura inicial. A veces la tela roza su cara, les falta libertad de manos o no logran ver suficientemente bien el entorno. También puede que necesiten movimiento para relajarse. Estas señales indican incomodidad concreta, no un rechazo definitivo al porteo.

Las soluciones suelen ser simples: subir al bebé un poco más, mantener su rostro despejado, dejar que apoye sus manos sobre tu pecho, caminar o balancear para activar el reflejo calmante, o elegir un modelo más suave y contenedor para las primeras semanas. Con estas correcciones, muchas familias observan que el llanto inicial desaparece.

Fuente: Carrying Matters (“My child cries in the sling”).

3. Factores cotidianos que afectan la experiencia

Hay causas muy prácticas que explican por qué un bebé puede parecer incómodo: ropa demasiado gruesa, excesivo calor, telas rígidas o posiciones que no respetan la forma natural de su columna y caderas. Cuando la postura no es ergonómica, el bebé hace fuerza para estabilizarse y eso genera irritación.

Los recursos de porteo recomiendan revisar siempre la posición en “M”, asegurar un soporte suave de la cabeza y evitar que el bebé quede hundido o muy separado de tu torso. Usar un portabebés ergonómico y bien ajustado cambia por completo la experiencia. En muchos casos, pasar de un modelo genérico a uno realmente ergonómico soluciona el “rechazo” al instante.

Fuente: Mamucheando (“¿Por qué a mi bebé no le gusta el porteo?”).

4. Postura segura y regulación emocional

La guía de Chile Crece Contigo recuerda que el porteo ofrece regulación emocional, cercanía y menor llanto, siempre que la postura sea segura. Si el bebé queda demasiado bajo, si su espalda no está bien contenida o si su cara queda tapada, el porteo deja de sentirse protector y empieza a generar tensión.

Cuando el bebé queda a la altura correcta, con su columna sostenida y sus piernas apoyadas en forma natural, el contacto piel con piel, tu voz y tu movimiento lo calman rápidamente. Esta sensación de contención reduce el malestar y aumenta la probabilidad de que acepte el porteo incluso en días difíciles.

Fuente: Chile Crece Contigo (guía de porteo y uso del portabebés).

En conclusión

Cuando un bebé parece no disfrutar el porteo, casi siempre responde a incomodidades puntuales y no a un rechazo real. Ajustes simples, un portabebés ergonómico y sesiones breves en momentos tranquilos suelen transformar la experiencia para ambos. Si revisas postura, altura, soporte y clima, tu bebé tendrá más opciones de sentirse seguro y relajado en tus brazos.

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